El laboratorio desnudó a Manny

Manny fue abucheado en sus últimos turnos en Tampa.
BOSTON. Durante la primera mitad de la carrera de Manny Ramírez, las Grandes Ligas eran el Viejo Oeste del consumo salvaje de esteroides, con amplio alcance y prácticamente sin ninguna supervisión. Sí, claro, había una estructura flexible que permitía intervenir con el asunto, pero realmente nadie nunca hizo nada.

Pero en el año 2002, el sindicato de jugadores al que Ramírez pertenece tomó sus primeros pasos para habilitar las pruebas de dopaje, en parte porque muchos jugadores impulsaron las medidas desde adentro, en silencio, para que ocurriera un cambio.

El sindicato aceptó tomar una prueba de muestra, en un esfuerzo para mantener a todos los miembros de la unión en el mismo plano de competencia. Y a pesar del hecho de que todo el mundo sabía la fecha de las pruebas, y a pesar de todo lo que estaba en riesgo en cuanto a la reputación del sindicato, Ramírez alegadamente dio positivo en 2003.

Él, aparentemente no estaba preocupado por el plano de competencia justo, o por el hecho de que un resultado positivo podría generar más pruebas en el futuro; él los consumió sin reparo. Estaba completamente dispuesto a hacerle trampa a sus compañeros de equipo, a hacerle trampa a otros jugadores.

En el verano de 2008, cuando su contrato con los Medias Rojas estaba por expirar, decidió forzar su propia salida de Boston - al convencer a los ejecutivos del club de que tenía la intención de sabotear al equipo - y en dos meses con los Dodgers, demostró una producción impresionante, bateando cerca de .400.

Parecía ser otro tipo con los Dodgers. Su velocidad del bate se veía mucho mejor, decían los cazatalentos. El tipo está en una condición fenomenal. Se ve mucho más fuerte, decían.

Y después de conseguir una extensión de contrato por dos años y US$45 millones, fue suspendido bajo el programa de drogas. En otras palabras, conociendo todos los riesgos -- a su propio legado, sus chances de entrar al Salón de la Fama, su reputación -- él, aparentemente, optó por las drogas, por hacerle trampa a su equipo, a sus jefes, a sus colegas del sindicato.

Sus últimos meses con los Dodgers fueron una vergüenza. Estaba lesionado frecuentemente, y sólo fue productivo de modo intermitente. Los Dodgers, finalmente, hartos de su comportamiento, lo mandaron a los Medias Blancas en un cambio, y Ramírez produjo exactamente una carrera remolcada.

Manny estaba muy motivado al unirse a los Rays, escuchamos. Estaba en tremenda condición física, escuchamos. Este era otro año de contrato.

Y por tercera vez en su carrera, evaluó los riesgos y las recompensas y decidió usar el jugo, de nuevo. Estaba dispuesto a romper las reglas y hacerle trampa a su equipo, a sus jefes, a sus colegas del sindicato y a los aficionados. Lo atraparon, y su carrera se acabó.

Seamos realistas sobre esto: Manny Ramírez no fue el único que hizo millones por Manny ser Manny. Los Indios y los Medias Rojas y los Dodgers hicieron ganancias con su producción y con esa imagen de hombre loco -- ¿Mannywood? -- y los medios celebraban, también; probablemente hubo más palabras escritas y habladas sobre Manny en la última década que sobre cualquier otro jugador no llamado Barry Bonds o Roger Clemens.

Pero ahora Manny se va a España, donde puede reír con una gran carcajada a costas de toda la gente que dejó atrás. Él ganó.

Buster Olney es es escritor senior de ESPN The Magazine.



No fue el mismo

Rendimiento de Manny antes de la suspensión por dopaje (7 de mayo de 2009) y después de ella.

Casilla Antes Después

Bateo .380 .277

OBP .490 .390

% Slug .710 .463

HR/TB 12.1 24.6*

*9 jonrones en sus últimos 282 turnos al bate

NOTA: Cambiado de los Medias Rojas a los Dodgers el 31 de julio de 2008.


De BUSTER OLNEY/espn
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