Santo Domingo, República Dominicana
25 de abril de 2011
Dr. Leonel Fernández Reyna
Presidente Constitucional de la República
Presidente del Partido de la Liberación Dominicana
Dr. Reynaldo Pared Pérez
Secretario General
Partido de la Liberación Dominicana
Dr. César Pina Toribio
Coordinador de la Comisión Nacional Electoral
Partido de la Liberación Dominicana
Distinguidos compañeros,
Les extiendo un cordial y afectuoso saludo, y a través de sus
personas, a todos los miembros del Comité Político y del Comité
Central de nuestro Partido de la Liberación Dominicana.
Felicito al Comité Central de mi Partido por la forma
civilizada, armoniosa y transparente en que ha seleccionado los
precandidatos a la nominación presidencial, donde han sido
respetados los derechos de todos sus miembros, pero, sobre
todo, por haber entendido la voluntad del pueblo dominicano.
Sin dudas, estuvo a la altura de lo que habría sido el deseo de
nuestro fundador y guía, el Prof. Juan Bosch.
Permítanme manifestar la alegría que siento como mujer y
como dominicana, por haber sido propuesta como la primera
mujer precandidata presidencial por nuestro glorioso y
prestigioso Partido de la Liberación Dominicana.
Me siento doblemente privilegiada, porque además, he sido
presentada justamente por una mujer de trayectoria ejemplar,
como es la profesora de siempre, Ligia Amada Melo, viejo roble
del Partido y de la política dominicana, pero sobre todo, una
mujer visionaria, que cree en la juventud y es una abanderada
y defensora del sector más importante de este país: el de
educación.
Una vez más, nuestro Partido ha hecho galas de organización
y disciplina.
Por otra parte queridos compañeros quisiera compartir con
ustedes y nuestro Partido, algunas reflexiones.
Mi candidatura es fruto del reconocimiento espontáneo de
un trabajo desarrollado con amor, entusiasmo y tesón en favor
de las familias dominicanas, y, sobre todo de aquellas menos
favorecidas, quienes han encontrado en nuestro trabajo un
hálito de esperanza y confianza en un mejor porvenir.
El pueblo dominicano reclama que sus dirigentes realmente
los representen, que gobiernen por y para ellos, que vayan al
poder a servir, no a servirse. Y eso es lo que hemos demostrado
desde mi Despacho.
Humildemente, creo que hemos sembrado la esperanza y la
dignidad de que otra política es posible.
He trabajado en sintonía con el pueblo, uniendo al sector
empresarial, iglesias, ONG’s y medios de comunicación, en una
verdadera jornada contra la miseria física y espiritual.
Como Primera Dama, entendí que mi papel tenía que ir
más allá de asistir a actividades sociales y acompañar a mi
esposo cuando se requiriese mi presencia; que no podía estar
ajena a las necesidades del pueblo, ni permanecer indiferente
frente a las adversidades que sufren día tras día los sectores
vulnerables de la población. No podía ser insensible ante
la inequidad que padecen las mujeres, el sufrimiento de los
niños y la falta de oportunidades para los jóvenes. En fin, que
debía trabajar para garantizar oportunidades de progreso
para todos y todas.
Siempre he vivido y trabajado bajo la plena convicción de que
todos podemos aportar desde el lugar y espacio que ocupemos,
sea cual sea, siempre que tengamos voluntad, capacidad y
compromiso y creo además, que la persona hace el cargo, no lo
contrario.
Como Primera Dama joven y esposa de un Presidente brillante,
inteligente, político de fuste, un estadista visionario, excelente
comunicador y prestigioso líder nacional e internacional, tuve
que vencer el gran reto de no lucir a su lado como una carroza o un
elegante adorno. Y gracias a Dios, hemos salido airosos. Hemos
creado un Despacho que trabaja y resuelve. Un Despacho que es
ejemplo a seguir, aún teniendo que salvar miles de obstáculos
que se presentan en el camino.
Gracias a un equipo de hombres y mujeres de servicio
desinteresado, que han trabajado incansablemente, sin
beneficiarse de las mieles del poder, he logrado conquistar un
nombre dentro y fuera de mi país y me he ganado el cariño y el
respeto de los dominicanos.
Siempre he trabajado para construir, creando, innovando,
llenando espacios vacíos, satisfaciendo necesidades insatisfechas,
muchas veces, por falta de visión o voluntad.
He extendido mi mano solidaria y llevado esperanza donde
sólo había desilusión y desconfianza. Hemos rescatado de
la delincuencia, del hambre y la pobreza a miles de familias
dominicanas. He esparcido la semilla de la educación, el
conocimiento y las modernas tecnologías, aún a las comunidades
más remotas, en todo el territorio nacional. En fin, no se trata
ahora de plasmar en estas líneas las memorias de mi trabajo
frente al Despacho de la Primera Dama.
Mi intención es tan solo poner de relieve que mi único interés
siempre ha sido contribuir a la transformación social de nuestro
amado pueblo; y los hechos y los resultados están a la vista de
todos. Ya que además, si algo hemos hecho en todos estos años,
es trabajar con absoluta y total transparencia en beneficio de los
más pobres, sin importar militancia política, porque siempre he
sostenido que soy la Primera Dama de todos los dominicanos y
dominicanas.
Todos los que han estado mínimamente cerca en estos siete (7)
años, saben muy bien que, si bien mi esposo, el hoy Presidente
Leonel Fernández y yo somos una pareja que nos amamos,
creemos en la familia y compartimos una misma visión, y que él
ha contado con mi apoyo y sacrificios siempre, no menos cierto
es que cada quien ha sabido crear su propio espacio, con sus
propias capacidades y sus propios logros.
La consideración que hoy recibo del pueblo dominicano se
debe a mi trabajo junto a un equipo por el progreso, un ejército
de ángeles del que me he rodeado. Nunca he usado la figura
del Presidente Fernández ni para llenar estadios, ni para crear y
abrir centros de capacitación, ni mucho menos, para enrolar una
familia en extrema pobreza al programa Progresando, porque
el 75% de ellos ni siquiera cuenta con la tarjeta de Solidaridad.
Me he ganado la gente con trabajo, con amor, con sincera
preocupación y ocupación por ellos, sin discriminar; siendo justa,
responsable y solidaria, porque esos fueron los valores que entre
otros, me enseñaron mis padres desde muy pequeña.
Con mi trabajo, he querido colaborar con la gestión de mi esposo,
apoyarlo, acompañarlo, SUMARLE y contribuir a mejorar este país
que tanto nos necesita a todos y todas. Mi único interés siempre
ha sido contribuir a la construcción de una sociedad en valores y
de un mejor país.
Yo creo en mi gente, creo en los dominicanos, creo que somos
el pueblo más hermoso, sabio y trabajador y que en cualquier
lugar, por recóndito que sea, podemos encontrar grandes
talentos que sólo necesitan que se les brinde la oportunidad.
He trabajado para ampliar libertades y crear capacidades, para
el verdadero disfrute de los tan socorridos derechos humanos,
que ni serán derechos ni serán humanos mientras haya gente
muriendo de hambre y mujeres y niños y niñas siendo explotados
y maltratados.
Nací en un hogar en el que siempre se ha reverenciado la figura
del Prof. Juan Bosch. Crecí en ese ambiente en el que sus ideas se
convertían, con frecuencia, en objeto de conversación familiar.
Como consecuencia de eso, desde que tengo memoria, siempre
fui una apasionada seguidora de la orientación del fundador y
guía de nuestra organización.
Luego, durante mis años de estudios universitarios, tuve la
fortuna de contar entre mis profesores a destacados dirigentes
del Partido de la Liberación Dominicana, entre ellos, a ustedes
tres, quienes fueron mis maestros, y sin dudas, contribuyeron a
consolidar, aún más, mis convicciones peledeistas, por la sólida
formación profesional y ética que contaban.
Mi primer voto, en 1990, fue por el PLD; y desde 1994 he
estado involucrada en todas las campañas electorales y en todos
los procesos del Partido, junto a sus hoy altos dirigentes, con
modestia, sin protagonismo, pero con absoluta lealtad y firmeza.
Desde 1996 he estado en contacto permanente y activo con las
bases y la dirigencia del Partido y los compañeros y compañeras
lo saben muy bien.
Creo en la necesidad de la participación activa de la mujer
en la política, pero considero, que esa participación tiene que
producirse en igualdad de condiciones que el hombre, no en
calidad de subalterna o de figura decorativa.
Mi precandidatura es una candidatura de todos y todas, una
candidatura que responde a la voluntad del pueblo y representa
que, en definitiva, este país está listo para tener una mujer como
Presidenta, desde hace muchos años. La discriminación debe
ser cosa del pasado. Los puestos no se ganan por ser mujer, por
ser esposa o por ser Primera Dama, porque al fin y al cabo los
resultados dependerán de las capacidades. Y las mujeres hemos
demostrado que podemos ser eficientes, honestas, responsables,
armonizadoras, que tendemos a unir, nunca a separar. Las
mujeres cuando estamos a cargo somos previsoras, planificamos,
tomamos decisiones a corto plazo para resolver problemas
de largo plazo, con sensibilidad y sentido humano, que es lo
que se necesita en estos tiempos de barbarie, incertidumbre e
individualismo.
Tal vez, por ese estilo de liderazgo que tenemos las mujeres,
en todas las mediciones que se han hecho durante los últimos
años, mi nombre siempre ha aparecido al lado y a veces por
encima de grandes y respetables figuras del país, incluyendo los
pseudos generales de la política. Aún sin que los encuestadores
mencionen mi nombre, la gente, mi pueblo, me pone en el ojo del
huracán y en muy buena posición, casi envidiable. Hemos visto,
en los últimos meses como la gente ya externa sus inclinaciones
y simpatías públicamente, mediante slogans, afiches, canciones,
vallas, dibujos, poemas y todo tipo de manifestaciones, sin
procurármelo ni motivarlas, pero las que agradezco y llevaré
sinceramente dentro de mi alma.
Queridos compañeros, todo esto ha ocurrido de manera
espontánea, y hay que comprender, que como resultado de eso,
se van creando vínculos afectivos y emocionales con las personas
que van depositando su fe y confianza en lo que uno pudiese
representar. Pero sobre todo, no deben ustedes pasar por alto,
que esas personas significan un potencial caudal de votos para
nuestro partido y que también tienen todo el derecho de exigir
neutralidad con mi precandidatura.
A través de los años, se ha podido apreciar el rol cada vez más
prominente que las mujeres han venido desempeñando en la
escena política.
Hay mujeres que ya han sido o son jefas de Estado o de
gobierno, y constituyen verdaderas fuentes de orgullo para sus
pueblos.
Ahí tenemos los casos de Indira Gandhi, en la India; Golda Meir,
de Israel; Violeta Chamorro, en Nicaragua; Mireya Moscoso, en
Panamá; Michelle Bachellet, en Chile; Laura Chinchilla, en Costa
Rica; Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina.
Recientemente, en Haití la Dra. Mirlander Manigat, la esposa
del ex presidente Leslie Manigat, fue candidata a la Presidencia
de la República.
Así pues, la participación de la mujer en la política y el ocupar
cargos de alta responsabilidad, es un fenómeno cada vez más
extensivo en las democracias del mundo, y República Dominicana
no debería ser una excepción.
Ahora bien, el viernes 8 de abril, el Presidente Leonel
Fernández, pronunció una pieza que considero magistral e
histórica, mediante la cual anunció su declinación a una nueva
repostulación presidencial, y ha garantizado ejercer un rol de
imparcialidad en el proceso electoral interno de nuestro Partido.
Debo indicar que nada obliga al Presidente Fernández a ser
imparcial en el proceso comicial interno de nuestro Partido. Si lo
asume, es por su visión de liderazgo que le conduce a considerar
que esa actitud es la más conveniente a los fines de mantener
cohesionadas las filas del PLD.
Pero, en todo caso, no escapa a mi conocimiento, que hay
algunos sectores que interpretan que con mi escogencia como
precandidata presidencial, el Presidente Fernández lo que está
haciendo es una maniobra política para tratar de obtener a través
de mí, lo que en estos momentos, según esos sectores, no estaría
en condiciones de conquistar por sí mismo: la continuidad en
el poder. Así mismo, siendo yo la esposa del Presidente de mi
Partido y de mi País, algunos dirigentes importantes del PLD
entienden que lo más saludable para el Partido es renunciar a mi
precandidatura para garantizar la neutralidad de los próximos
comicios y no perjudicar a otros compañeros.
En otras palabras, que como un posible proyecto de reelección
se veía impedido, yo era la fórmula alterna que él tenía para seguir
en el poder. Nada más alejado de la verdad. Como decía Ortega
y Gasset: “Nos enteramos de lo que pasa, pero nadie sabe lo que
está ocurriendo.” Tengan la plena seguridad, que mi esposo,
Leonel Fernández, no sería capaz de una acción semejante. Pero
mucho menos, jamás yo podría aceptarla, porque sería algo
indigno y contrario a mis valores y principios.
Creo, sinceramente, queridos compañeros, que como ciudadana,
como mujer y como peledeista, me asiste el derecho, por mis propias
condiciones, de participar como precandidata a la nominación
presidencial de nuestro Partido. Mi relación matrimonial ni la de
nadie en este país debe significar un impedimento o una limitante
para postularse a un cargo, como tampoco debe ser un elemento
de promoción ni de ascenso. Yo he demostrado que he trabajado y
he ganado la simpatía de la gente por ese trabajo que he realizado
y por cuyos frutos me conocen. No he salido a hablar, sino a trabajar.
Por eso, tal vez en algo sí tengan razón, que soy una alternativa de
poder, pero para el Partido, y también de cambio, de frescura, de
renovación y de esperanza.
Yo no vine al Partido a dividir. Vine a trabajar para sumar, para
construir, para crear, para ganar, para aunar esfuerzos y crear
sinergias, para contribuir a sacar este país del atraso y lograr que
la gente tenga mejores condiciones y más calidad de vida.
No creo que la Presidencia de la República sea mi fin último
en esta tierra y no creo que tampoco haya predeterminados para
asumir esa posición.
Se es Presidente no por imposición, sino por aclamación y
votación.
Nunca he aspirado ese cargo. A mí me aspira una parte del
pueblo dominicano, y como decía nuestro guía, mentor y líder
Don Juan Bosch: “La mayor aspiración que un político debe tener
es a que lo aspiren”.
Mi interés supremo es que el Partido se mantenga unido, gane
las próximas elecciones y continúe dirigiendo los destinos de
nuestro pueblo por senderos de paz y progreso, por el bien de las
presentes y próximas generaciones.
Los que activa o pasivamente han impedido que el pueblo
hable y decida, no podrán ser amados por él. No hay victoria sin
libertad. Se equivocan los que creen que la unidad es más fuerte
sin libertad y sin pluralidad. Ni el recelo, ni el temor, pueden ser
garantías de futuro. Tampoco la desconfianza.
Promuevo valores éticos y morales porque creo en ellos y los
practico. Tengan la plena seguridad que en mí tendrán siempre
una militante, lista para servir, porque si hay algo que tengo claro
es, que el que no vive para servir no sirve para vivir.
Consciente que sabe Dios y los que me conocen que nada de lo
que hago y he hecho en mi vida ha sido por apetencias personales,
y que no quisiera ser fuente de división en la organización que
milito y a la que le he dedicado buena parte de mi vida y mi
esposo también, DECLINO a la Precandidatura Presidencial del
Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Renuncio sin tristeza y sin rencor, convencida que esta decisión
no es en vano. Que el capital de afecto y esperanza de hoy, será
una semilla de futuro, mañana.
Aporto al PLD toda la simpatía y el afecto que he recibido
y recibo constantemente de mi adorado pueblo, para que el
próximo 2012 se pueda obtener una gran victoria.
Seguiré incansable con mi tarea de apoyo a las familias,
a las mujeres, a los jóvenes, y a los más necesitados de la
República Dominicana. Seguiré trabajando con responsabilidad,
transparencia, equidad y pasión por la Nación. Llegará el día más
pronto que tarde que cualquier mujer dominicana, sea cual sea
su condición, estado y clase, si el pueblo lo quiere, pueda asumir
los destinos de esta Nación.
Compañeros y compañeras y pueblo dominicano, siempre
estaré de su lado y dispuesta a trabajar por ustedes. El futuro no
está escrito.
A los que me han animado y acompañado, les abrazo. A
los miles de ciudadanas y ciudadanos anónimos que me han
apoyado, les digo: doy un paso atrás hoy, para dar dos pasos
adelante mañana.
¡Viva la República Dominicana!
Sinceramente,
Dra. Margarita Cedeño de Fernández
Precandidata a la Presidencia de la República y
Miembra del Partido de la Liberación Dominicana
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