Diez servicios on-line para escuchar música


La posibilidad de escuchar música en streaming a través de Internet no se basa, ni mucho menos, en una tecnología reciente. Sin duda, los melómanos veteranos que llevan largo tiempo surfeando por la Red recordarán Live 365, un servicio todavía en activo que arrasó a principios de la década pasada y que compendiaba miles y miles de emisoras musicales on-line temáticas.
Servicios como Last.fm, cuyo lanzamiento data de 2002, comenzaron a ofrecer, además, la posibilidad de escuchar temas bajo petición: el usuario ya no tenía que aguardar a que la emisora on-line radiara sus temas favoritos, sino que tenía la oportunidad de decidir cuándo y cómo quería oírlos. No obstante, todos estos servicios pioneros topaban con una serie de inconvenientes.
Por una parte, el ancho de banda del que disfrutaban la mayoría de hogares, significativamente más reducido que el que empleamos hoy en día, daba como resultado una calidad de audio muy mejorable.
Por otra, para acceder a estos servicios, se precisaban una serie de plug-ins que no siempre resultaban sencillos de instalar. No obstante, el principal motivo por el cual no obtuvieron la popularidad que merecían radica en que el número de internautas en nuestro país por aquel entonces era mucho más reducido, y la mayor parte de ellos ni siquiera eran conscientes de que existía esa posibilidad.
La revolución de Spotify
Con el paso del tiempo, los servicios fueron popularizándose, pero tuvimos que esperar a que apareciera Spotify para que la música a la carta vía Internet llegara a las masas. La propuesta de esta aplicación era irresistible: no solo se limitaba a ofrecer temas en streaming bajo petición, sino que compendiaba la mayor parte de la música aparecida hasta el momento.
Efectivamente, la base de datos que ofrece la compañía sueca, con aproximadamente diez millones de títulos, resulta envidiable, y es comprensible que a estas alturas haya superado los diez millones de usuarios activos, pese a que hasta hace relativamente poco solo podía accederse al servicio a través de una invitación. Spotify, qué duda cabe, ha tenido un efecto decisivo sobre nuestros hábitos a la hora de escuchar música.
¿Y el almacenamiento local?
Por primera vez, la posibilidad de delegar en la Nube el cometido de catalogar y almacenar nuestros álbumes favoritos comienza a materializarse. La práctica pone de manifiesto que con frecuencia resulta mucho más rápido y sencillo encontrar un tema determinado en Spotify, enLast.fm, en Deezer o en servicios afines que buscarlo entre una extensa colección de archivos, no digamos ya de CDs.
A la inmediatez debemos añadir que las canciones están disponibles 24 horas del día, 7 días a la semana, sin que importe nuestra ubicación geográfica. Este hecho cobra particular relevancia si nos centramos en los dispositivos móviles, cuya capacidad de almacenamiento es relativamente reducida. La mayoría de los servicios ofrecen encarnaciones portátiles que pueden utilizarse para disponer de todo el material que incluyen sus bases de datos desde móviles y plataformas similares.
En definitiva, en la práctica, ya es posible disfrutar de discografías que ocuparían una cantidad descomunal de terabytes empleando un dispositivo que cuenta con un reducidísimo espacio en disco. Basta con que éste posea acceso a la Red y sea capaz de ejecutar la aplicación asociada.
No obstante, tal avance se topa con el obstáculo que representa nuestra tendencia natural a poseer y a acumular, a cerciorarnos de que seguiremos teniendo acceso a todo aquello que en su momento nos complació. Una tendencia que queda en parte justificada si atendemos al historial de algunos de los servicios más sólidos y reputados de la red de redes. Si el Geocitiesde Yahoo! fue clausurado, ¿qué razones tenemos para confiar en que no lo harán los servicios que albergan nuestras canciones favoritas?
Descarga desde streaming
En definitiva, aunque el futuro apunte a la Nube como solución definitiva, a día de hoy, la descarga sigue erigiéndose como perfecto complemento al streaming. De ahí que la inmensa mayoría de los servicios ofrezcan la posibilidad de adquirir los temas en alta calidad en iTunes,Amazon y otras tiendas virtuales. Como alternativa, podemos utilizar software de terceros, que en determinados casos nos permitirá bajarnos el fichero que está sonando de la página web para seguir escuchándolo posteriormente sin conexión.
Es el caso de Video DownloadHelper, una extensión para Firefox compatible incluso con la beta más reciente de su versión 4. Pese a lo que pueda dar a entender su nombre, la aplicación funciona también con audio. Así, por ejemplo en Goear, bastará con pulsar sobre su icono, para descargar el fichero en formato MP3.
En otros servicios, como Muziic, el archivo resultante se encontrará en formato Flash (FLV). En tal caso, posteriormente, deberemos convertirlo a MP3 empleando una aplicación adicional, comoFreez Flv to MP3 Converter. Si bien la calidad de audio que ofrece la reproducción en streaming y la descarga gratuita mediante las aplicaciones anteriormente citadas es objetivamente inferior a la que obtendríamos reproduciendo el CD original o la canción adquirida en las tiendas virtuales, los modernos algoritmos de compresión con pérdida darán como resultado unos niveles más que aceptables.
La faceta musical de YouTube
Servicios como Goear o Grooveshark resultan muy prácticos para publicar canciones en los muros de Facebook o en otras redes sociales. No obstante, si estás inscrito en ellas, probablemente habrás observado que, a la hora de compartir música, la mayoría de usuarios optan por postear el vídeo asociado en YouTube, aunque se limite a una imagen estática.
Esta práctica se debe en parte a que los servicios de música en streaming son significativamente menos conocidos, pero también al hecho de que el servicio de vídeo de Google ha ido convirtiéndose con los años en una de las bibliotecas musicales más ricas que podemos encontrar en la Red.
Los desacuerdos en materia de derechos que impiden que artistas como The Beatles o King Crimson figuren en los principales servicios de difusión musical on-line no impiden que parte de sus temas estén presentes en YouTube. De ahí que, como veremos a continuación, parte de las páginas y aplicaciones que trataremos se nutran de esta fuente.
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